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Capítulo 1:
Un desgarro en la Matriz
"Para el campo médico esta Era bien puede ser una de las más vergonzosas y éticamente cuestionables de su historia."
as grandes ideas y revelaciones de trascendencia mundial a menudo encuentran a sus mensajeros en cierto estado de tragedia personal al momento de su descubrimiento. Porqué es así, no lo sé. Pero puedo atestiguar de su frecuencia en mi propia vida; el padecimiento ha acompañado mi vida en casi cada uno de sus vértices. Mientras mayor ha sido el dolor, más sublime y consecuente la epifanía intelectual y espiritual que se originó. Así ocurrió en 1989, el final de una década turbulenta, durante la cual me desprendí de mi natal Los Ángeles para trasladarme al pueblo sureño de Lake Charles, Louisiana. Ese año me vi declarándome en bancarrota, seguido de mi primera disputa con las autoridades federales estadounidenses, y terminando con el fin de mi primer matrimonio. A la edad de 33, comencé los años 90 poniendo unas pocas pertenencias en un pequeño vehículo y mudándome a un sobrepoblado apartamento de dos cuartos con un amigo y sus tres pequeños hijos. Fue un invierno de desencanto, que no sería el último. Simultaneo a todo esto, y en concordancia con mi perpetua atracción por las oportunidades empresariales inusuales y atípicas, había hecho reciente contacto con una empresa en Texas de nombre Medical Sciences, Inc., conformada por dos personas. Provistos de una pasta herbal negra y una fórmula herbal encapsulada para uso interno, nuestro feliz dueto podía verse correteando por los campos y colinas del sur de Texas en bata de laboratorio y estetoscopio al cuello. Ningún satírico cronista podría haber descrito mejor la imagen de un par de pueblerinos que encajaban en el estereotipo de curanderos vendiendo una pócima contra el cáncer, que aquellos dos. Aún con mi apertura natural hacia lo no-convencional si le encontraba un indicio de certeza, tenía mis reservas sobre esto. Sólo un pequeño detalle impidió que me alejase sin titubeos. Sus productos realmente funcionaban. Funcionaban incluso en casos de cáncer en Fase IV con metástasis extendida que los médicos de atención primaria habían abandonado sin esperanzas. (Un paciente sabe que su oncólogo ha llegado a ese punto cuando el tema de discusión es el avance de su testamento y el arreglo de cualquier asunto legal pendiente.) Observé una cinta VHS torpemente producida que mostraba caso tras caso al usuario agradecido dando su propio testimonio personal. Podía notar que, en general, sus historias eran genuinas. [Ver video – (6)]. También pude hablar directamente con algunos consumidores cuyas historias eran, sin exagerarlo, milagrosas. En la mayoría de estos casos, la medicina ortodoxa fracasó de manera miserable, y muchos no tenían reparo en mostrar su menosprecio por el tratamiento convencional del cáncer – no por estar predispuestos hacia una posición filosófica, sino por haber sido víctimas ellos mismos. Y así, cuando pude obtener un poco de aquel ungüento tópico, apliqué el producto a una masa humana rápidamente creciente que yo mismo había cultivado. Aparentemente, la vanidad que nos hizo comprar con mi primera esposa una cápsula de bronceado para uno de nuestros cuartos había regresado a perseguirme. Cerca de dos centímetros bajo mi ojo izquierdo, tenía un lunar que no sólo estaba creciendo, sino oscureciéndose mucho. Como estudiante de herbología por muchos años, conocía bien estos síntomas, y aún así me rehusé a buscar una (segunda) opinión de un dermatólogo. El ungüento ocasionó una ligera picazón durante unos dos días y al cabo de dos semanas la costra resultante cayó. Seis meses después, a mediados de 1990, ni se notaba que había tenido un lunar ahí. Han pasado más de 15 años, y el tejido no ha vuelto a crecer. Si el tejido era o no un carcinoma basal o escamoso, nunca lo sabré. No me importaba. Lo importante era que me había tropezado por accidente con una de las fallas de la bien armada mitología de la medicina moderna respecto a las fuentes de “cura”. Me estaba hundiendo en un remolino de descubrimientos que, con el tiempo, me llevaría a descubrir el escondido talón de Aquiles de lo que algunos llaman el “Complejo Industrial Médico” [7], un sistema en el cual la combinación de orgullo, ganancias y prejuicios, crearon una red de corrupción tan vasta, tan maligna, y tan sobrecogedora por su amplitud, longevidad y audacia, que cambiaría mi manera de ver el mundo…no sin antes entrar en un mundo de intriga que, visto desde la perspectiva de la gente “normal”, bordea lo surrealista. Impresionado por lo que había observado hasta el momento, intenté establecer una relación de negocios con Medical Sciences, Inc. para ese tiempo. Zane Blanton y Calvin Taylor resultaron ser personas muy complicadas para negociar. Cambiaban puntos básicos contractuales luego de haber hecho acuerdos orales. Luego cambiaban otra vez. Tal como me dice un amigo que trabaja como agente de inversiones, Steve Roberts, M.D., es el clásico “juego de negociación del científico loco”. Él dice, “Temen tanto que todo el mundo se quiera aprovechar de ellos que básicamente terminas desperdiciando semanas de tiempo en un negocio que nunca tuvo posibilidades de dar frutos en primer lugar.” (Años más tarde le conté toda la historia a Steve, y a partir de entonces se volvió una broma entre los dos. No podía terminar una conversación telefónica con él sin oírlo decir con su mejor imitación de un frenético científico loco de 95 años… “Te quieres aprovechar de míííííí!”) Pero los científicos locos Blanton y Taylor no eran – locos ni nada parecido. Intelectuales no eran. Eruditos no eran. Engañosos sí. No lo comprendí hasta que me contactó un señor que de hecho estaba fabricando su producto. Ir a Hal Matheny. Hal vino a mi oficina en Lake Charles – (mi principal lugar de trabajo de 1986 a 2007). Reveló que sus formulaciones eran variantes del trabajo de un tal Howard McCreary, un herbolario con escogido aspecto de cowboy, que recorrió el país repartiendo una pasta herbal negra que muchos miles de personas usaron para eliminar cánceres tanto de piel como tumores cancerosos internos. Me dijo que las fórmulas eran tan antiguas que sería difícil para cualquiera reclamar su autoría. Sin embargo, esto no les impediría intentarlo. No mucho tiempo después de conocer a Hal, él falleció en un misterioso – algunos dirían altamente sospechoso- accidente aéreo. Piloto experimentado con más de 5000 horas de vuelo, Hal piloteaba un avión “taildragger” cerca de su casa en Bastrop, Texas, cuando de repente este “muy indulgente aeroplano” hizo un descenso en picada y fue directo a estrellarse a tierra. Un par de meses después, en la primavera de 1990, fui acusado, junto con otros tres individuos, por un gran jurado en Giddings, Texas de “Robo de Secretos Profesionales”, una acción obviamente maquinada por Blanton y Taylor con ayuda de amigos en la oficina del fiscal local de la ciudad. En la quiebra y sin un centavo encima, trabajé con el abogado que me fue asignado por la Corte tratando de extraer lo mejor de haber sido arrestado por, como Taylor lo puso, “robar mi cura contra el cáncer.” En el transcurso de la consiguiente investigación, tanto yo como otro acusado mostramos a la parte acusadora un documento que terminaría con cualquier noción que meritara el caso: la Patente Estadounidense No. 209,331, presentada en 1878 (en adelante, la “Patente Daniel”). Por lo visto, nadie conectado a Taylor o Blanton había pensado en constatar si la formulación que ellos tan alegremente fabricaban era de su propiedad. El hecho es (o era), que efectivamente, es muy antigua y de dominio totalmente público. Elaborada con tan sólo tres ingredientes: cloruro de zinc, Sanguinaria del Canadá (Papaveraceae Sanguinaria canadensis) [8], y keroseno [9], resulta que con la sustitución de agua por keroseno, más la adición de galanga (Alpina officinalis, una prima del jengibre, y ajena a la efectividad de la fórmula), el “secreto de fábrica” a pesar de estar rara vez en el comercio, no era muy secreto. Aunque, contra todos los intentos y propósitos, el caso fue cerrado, mi curiosidad sobre cómo tan milagrosa “tecnología” (si la simplicidad de formulación merece el uso de tal término) podía estar en semejante desuso, apenas fue saciada. ¿Cómo fue posible que algo tan simple, tan barato, tan inocuo (cuando se usa apropiadamente), y tan altamente efectivo, se perdiera en el olvido? Las investigaciones posteriores sirvieron para traer más preguntas al tapete. Al parecer las “Ciencias Médicas”, con la ayuda de Howard McCreary, habían caído frente a la simple tradición de curar cáncer – tan antigua y efectiva, dándole el poder a la gente común sin ninguna intervención de la comunidad médica, que dichos beneficios la condenarían a la deshonra profesional – causando así que sea un blanco de regulación permanente. Tenía un nombre: escarótico, un término peyorativo que le fue dado por los primeros practicantes de medicina que veían aminoradas sus actividades cuando sus pacientes podían obtener el producto. Como “escara” viene del vocablo griego para “quemar”, pudieron resumir su campaña de destrucción del uso cotidiano de estos productos en la misma palabra para describirlos. El nombre se volvió tan común que hasta los partidarios de las preparaciones escaróticas usaban el término. El falso alegato de que los “escaróticos” no hacen más que “quemar la piel” aún se usa en nuestros días, con el mismo sentido de gravedad y falsa legitimidad que se lo hizo en la década de1880. (Pequeño problema: no es cierto. Tratamos el tema después en el Capítulo 2). Y aún así, los escaróticos resultaron ser un enemigo imbatible, cual testaruda maleza que se niega a desaparecer para siempre del cuidado césped. La oficina de patentes cuenta la historia: comenzando con la Patente Estadounidense No. 92209, presentada en 1869, los escaróticos pasan a través de la Patente Daniels a la Patente No. 1411577 (“Mullins”, presentada en 1922), la cual es tan parecida a la Patente Daniels, que me sorprende que haya sido emitida. Y de ahí tenemos la Patente Estadounidense No. 4,229,437 y la 4,315,916, que supuestamente usa Falsa dulcamara (Celastraceae Celastrus scandens), en lugar de Sanguinaria del Canadá, con cloruro de zinc – (aunque, francamente, estaba confundido en tanto que herbolario, porque “Solanum dulcamara” era el nombre botánico dado a esta nueva variación botánica, y todos saben que eso es “Dulcamara”). La afirmación sobre el amplio rango de cánceres cutáneos que esta simple fórmula puede eliminar es precisa, por cierto. Todavía menos creativa es la Patente Estadounidense No. 4,515,779, presentada en 1981 por John Q. Elliott – esta variante se basa en cloruro de zinc, Sanguinaria del Canadá, y raíz de jengibre en partes iguales – nuevamente, otra versión bastante parecida. Y de ahí tenemos “versiones complicadas” (lo cual es, como lo entenderán al leer este libro, la esencia de los avances médicos: lo complicado es bueno, mayor posibilidad de utilidades; la gente descubriendo cosas por sí mismas, malo. ¡MALO!). Dos de estas monstruosidades incluyen la Patente Estadounidense No. 2,344,830 (1944) y 6,558,694 (2000). Sus archivos pueden distar de medio siglo; el objetivo y transparencia de su raison d’être, no. Estas incursiones en la jerarquía legal envuelven la esencia de la formulación en un proceso quirúrgico – el cual, si usted comprende las preparaciones escaróticas, es completamente innecesario. Claro, significa mucho más dinero para la comunidad médica – pero es, no obstante, innecesario. (Este monstruoso intento de hacer indispensable una cirugía en un proceso donde el bisturí es totalmente innecesario, es la base de la cirugía Mohs, un procedimiento dermatológico estandarizado y aprobado en muchos países occidentales. Pero volveremos a este punto más adelante.) Algunas patentes utilizan un lenguaje ofuscante intentando esconder lo que en realidad constituye una re-exposición de lo que ya existía. Las Patentes 4,053,630 y 4,224,339 usan el mismo conocimiento de los escaróticos, amplían la base de las sales metálicas que se afirma son efectivas, agregan ácidos orgánicos (o sus quelatos metálicos) comúnmente usados y concluyen con la base que es un tratamiento para queratinización trastornada. La Patente Estadounidense No. 4,847,083 es una variante para la úlcera de decúbito –compleja, sin embargo. Nada de esto abarca las variantes aún por usarse en forma de preparación oral. Pero no se preocupen – está próxima la historia de Vipont Pharmaceutical. Mi punto al tratar todo este asunto de las patentes es simplemente manifestar cuán generalizados han estado los descubrimientos relativos a los escaróticos. Esto no hace otra cosa que convertir cada esfuerzo por ocultarlo en algo horrorífico y vergonzoso. os hombres de negocios a menudo son acusados por aquellos con tendencia más singular en lo técnico o científico, de ser contadores con retraso mental. Ellos ven el negocio, el dinero por hacer, claro – pero son, muy a a menudo, incapaces de adoptar una visión holística. Enfocados sólo en la urgencia de crear un negocio que produzca utilidades, no permiten que el aporte de la ciencia florezca a plenitud. Es un tema recurrente entre los tecnócratas del mundo, y entre algunos especialistas – tales como los sociólogos ecológicos; es un principio básico de su profesión. Algo que tienen los mejores empresarios, sin embargo – y yo aspiraba a representar dicho rasgo, es la capacidad de identificar de tendencias. No hay que navegar del todo por las sutilezas de una regresión lineal, sino ser capaz de notar las sincronías y preguntarse uno mismo, “¿Porqué?” ¿El fenómeno que observo es algo aislado? ¿O tiene paralelos en otros lados de los que puedo aprender? ¿Existen tendencias que puedo identificar? ¿Están otros conscientes de estas tendencias, y si no, puedo convertirlas en oportunidades? Era obvio para mí que las preparaciones escaróticas estaban, muy claramente, ocupando un año de mi vida para estudiar su historia, uso y efecto, una cura del cáncer – cuando eran apropiadamente elaboradas y adecuadamente aplicadas. No un preventivo. No un paliativo. Una cura. Vamos a deletrearlo juntos: C-U-R-A. Por tanto, la siguiente pregunta era obvia. ¿Cuántos otros fenómenos similares andaban entonces por ahí esperando a ser “re-descubiertos”? ¿Habían curas altamente efectivas para ataques, enfermedades del corazón, artritis, diabetes, esclerosis múltiple, Alzheimer, y sólo Dios sabe cuántas luces en el Panteón de las enfermedades humanas que se estaban ocultando debido a su simplicidad y la amenaza que suponían para el orden constituido? No era necesario rebuscar mucho para encontrar evidencia de este “patrón de ocultamiento”. Las cuantiosas muestras de la criminalidad del sistema médico en esta área resultó ser impresionante. No es que faltara amplia documentación sobre este tipo de fechorías. Es que no se la estaba leyendo. Bien. Lo que yo quería, sin embargo, era ir a lo concreto. No me era suficiente ver, con claridad cristalina, que el sistema médico industrial, incluyendo las compañías farmacéuticas, las aseguradoras de salud, hospitales, especialistas médicos, los respectivos activistas, y todo el equipo de apoyo en la Food & Drug Administration (FDA), tenían interés personal en aplastar a la competencia. Pude ver más allá de que la ciencia y su aplicación en el mundo de los negocios se regía por las leyes de las utilidades, exclusividad, monopolio, y derribo de la competencia. Eso lo entendí. Soy un hombre de negocios. Lo que otros pudieran llamar conspiración, yo lo puedo identificar como “gajes del oficio”. Mi investigación tenía que ir más lejos. Quería saber QUÉ se estaba ocultando. Asimismo, quería saber con precisión lo que los inventores sabían, las primeras víctimas de la cadena de ocultamiento. Quería encontrar formas de mercadeo que ellos no pudieron. En tanto que empresario orientado a lo técnico – al igual que científico e inventor por derecho propio, quería aprender de ambas tecnologías, y los métodos para negociar en el campo minado de lo legal y lo político que había impedido que estos métodos superiores de tratamiento penetren en el mercado. A principios de otoño de 1990, contacté a un señor que había alcanzado un éxito considerable en la industria farmacéutica. El Dr. Russel T. Jordan era un hombre con una historia de lo más interesante. Piloto de combate en la Segunda Guerra Mundial, Jordan inicialmente siguió el camino académico antes de convertirse en socio fundador de Vipont Pharmaceutical. Jordan ya estaba semi-jubilado para cuando lo conocí. Consultor “MedConEx”, Jordan me ayudó a unir las piezas referentes a la historia de los escaróticos. Jordan estaba bien familiarizado con los escaróticos en ese momento. Había aprovechado para convertir su cercanía a Howard McCreary en una oportunidad de negocios propia: la creación de Vipont Pharmaceutical en Fort Collins, Colorado. El negocio medular de Vipont terminó siendo un dentífrico y enjuague bucal, aunque 15 de sus 23 Patentes Estadounidenses giraban en torno a la Sanguinaria del Canadá [10-24], con gran parte de los trabajos restantes teniendo al menos una relación tangencial [25-32]. (Salieron a relucir algunas historias autobiográficas de Vipont – Incluso expuse una [33] – pero Jordan quiso mantenerse alejado de los reconocimientos.) [34] Para el tiempo que lo conocí, Jordan estaba bastante involucrado en el estudio de las propiedades de otro químico medicinal, el ácido nordihidroguaiarético. El “NDGA” como se lo llama comúnmente por sus siglas en inglés, es un butano catecólico, y el compuesto activo primordial de otro muy querido espécimen de la etnobotánica Norteamericana, la jarilla (de la cual trabajé con tres de sus seis especies en el continente Norteamericano: Zigophyllaceae Larrea divaricata, L. mexicata, y L. tridentata). Jordan comenzó a investigar otras hierbas medicinales que podrían ser combinadas con el cloruro de zinc y obtener el mismo efecto de cura del cáncer, y en algún momento a inicios de los años 80, concluyó que las hojas de jarilla resultaban incluso un mejor aditivo para el tradicional escarótico de cloruro de zinc que la hasta ahora usada Sanguinalis canadiense. El trabajo de Jordan condujo tanto a una Patente [35] como a una relación de trabajo con una compañía farmacéutica en apuros, Chemex Pharmaceutical, que había luchado por ganarse una posición entre las compañías Estadounidenses de fármacos desde su fundación en 1975. El refinamiento de esta ultima version del concepto de los escaroticos llevo a Jordan a expandir la pretendida marca registrada que decian tener sobre todos los otros butanos catacolicos, aparte del NDGA en la jarilla [36]. Esto tambien llevo a una frenetica entrega de patentes que poco hacian para mejorar la efectividad del la version original. [37-42]. Lo que se busco luego de la contribucion de Jordan, como es el caso de todas las companias farmaceuticas modernas, fue la busqueda de respetabilidad, propiedad intelectual, y aprobacion gubernamental. Resultado de esto se creó Actinex (Masoprocol) como marca registrada del NDGA; con subsiguiente aprobación de la FDA [43] y luego su uso común para la queratosis [44]. (La misma Chemex finalmente se fusionó con Access Pharmaceutical en Dallas, Texas [45]. Al menos una vez se intentó de manera comercial y muy pública hacer uso de la combinación cloruro de zinc / NDGA, pero fue rápidamente sacado del mercado. [46]. Gran parte de estos eventos ocurrieron mientras Jordan aún estaba vivo, pero bastante después del período entre 1990 y 1991 en que trabajé con él. [47]. El punto importante a destacar aquí es que Jordan consideró que la realidad de su descubrimiento era en gran medida un caso de uso incorrecto. Él sabía lo que cualquiera que haya trabajado con cualquier versión de cloruro de zinc en escaróticos sabía: que curan el cáncer. Al relegar sus hallazgos al tratamiento de la queratosis, marginó el potencial del producto. Antes de trabajar en la industria farmacéutica, Jordan había sido profesor de medicina en la Universidad de Michigan. Como buen profesor que era, fue él quien me expuso a las realidades políticas de la medicina moderna. “El cuidado de la salud es un término equivocado”, decía él, “Lo que tenemos hoy es el ‘cuidado de la enfermedad’. Y si un producto no crea grandes ganancias a los de arriba, no tiene la menor oportunidad de sobrevivir en el mercado. Ellos simplemente lo destruirán – y a veces también a la persona que lo introduce.” Los escaróticos son especialmente amenazantes para la comunidad médica por diez razones muy obvias y convincentes. Dado que estas razones sobrevienen con semejante frecuencia e intensidad a lo largo de este estudio, terminaremos el primer capítulo enumerándolas ahora:
Por ahora, antes de poder completar la cronología de los eventos que conducen al presente, es importante examinar una breve historia de los escaróticos específicamente; y de las tendencias del ocultamiento médico en general. A menos que usted crea, con la claridad e intensidad que yo lo creo, que estas Condiciones son verídicas y van más allá de los límites de la exageración o los adornos, no podrá apreciar las últimas secciones de este libro y lo que implican para usted, su familia, y la sociedad. Es por esto que dedico suficiente tiempo y atención en lo que sigue, de manera que usted pueda ver el Patrón de Ocultamiento como lo que es y lo que le ha hecho a la Civilización Occidental. Una vez que interiorice estos conceptos con claridad, usted jamás volverá a ser la misma persona.
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Dos veces ganador del Premio Nóbel, Pauling (biografía), era a menudo crítico del rol del dinero y la política en la desviación tanto de la ciencia fundamental como de sus aplicaciones para el bien de la humanidad. Observando sus incursiones en las propiedades y beneficios del ácido ascórbico (Vitamina C), la comunidad médica ortodoxa intentó retratar a Pauling como un científico lunático y excéntrico que había pasado demasiado tiempo en el laboratorio respirando gases volátiles de origen desconocido. Sin embargo, no tuvieron éxito en el intento de empañar su reputación. Warburg, igual que Pauling, también perteneció al escaso grupo de científicos del Siglo XX que acumularon dos Premios Nóbel. (De hecho, Warburg obtuvo el primero en 1931; y luego un segundo, que se le impidió recibir en Estocolmo, debido a políticas Alemanas en aquel entonces. La talla de Warburg en la comunidad científica Alemana no impidió que pagase por su heredad judía). Warburg también era elocuente en lo relativo al rol del dinero y la política para “inhibir” el objetivo de erradicar el cáncer. El énfasis de Warburg en la prevención fue luego estudiado por James Sheridan, quien terminó desarrollando el producto Protocel. Aunque Warburg usaba un lenguaje menos cáustico que el de Pauling – característica bien atribuíble a sus personalidades tan distintas – el planteamiento de ambos era inequívoco. “Los Profetas del Agnosticismo” demuestra en tres simples palabras las ideas de Warburg sobre a qué punto el paradigma mecanístico ha infectado el alma de la medicina – apartándola de su humanidad. También muestra que aunque quizás no se haya unido al movimiento “Eje Exosomático” (que tratamos en otro capítulo), sí comprendió que alejarse de los principios simples, naturales y de sólidas bases científicas del cuidado de la salud, para tender a sistemas más complejos, muy rentables y de alta entropía, era equivocado. Por “agnosticismo”, él dedujo también que tenemos el conocimiento para prevenir y curar el cáncer, pero que simplemente no queremos conocer la verdad – tan sólo porque la verdad interfiere con ciertos planes de acumulación de riqueza y de influencia política. El Dr. Russel Jordan contribuyó a la creación de Vipont Pharmaceutical, como resultado de lo que aprendió de Howard McCreary. (Russel Jordan es el “amigo” que se revela de manera anónima en La Historia Contemporánea del Ungüento Escarótico Negro de Clak Bigham). La sección inicial en la historia de los escaróticos demuestra una falta de conocimiento sobre la verdadera historia y antigüedad tras los escaróticos. Tocamos este tema en el Capítulo 2. Pero la sección sobre Vipont Pharmaceutical es bastante instructiva. Alpha hizo un relato similar en la primera edición de su publicación mensual Ashwin, y más extensamente, en una nota de Diciembre de 2001. Una Rápida Ilustración
Primeros en Escaróticos
El ocultamiento de los escaróticos durante cerca de 150 años de parte de la comunidad médica ortodoxa es, en la opinión del autor, uno de los más escandaloso episodios de la historia de la medicina. Ningún otro evento demuestra tan palpablemente la corrupción del sistema y la supremacía del dinero, el poder, la política, y la repartición del mercado por sobre la ciencia, la humanidad, o cualquier semejanza con la decencia, la moralidad o la ética.
Aparte de nuestros propios esfuerzos fotográficos, el mejor caso ilustrativo que recibimos de parte de un consumidor vino del Dr. Stephen Weeks en Seattle. Dado que cierto entendimiento de lo que hace un ungüento escarótico origina la interiorización de los detalles del Capítulo 1, cubrimos brevemente el proceso a continuación. El hecho de que Cansema® cura el cáncer se volvió para nosotros una certeza tanto como el evidente y científicamente verificable hecho de que el peróxido de hidrógeno elimina tópicamente a los microbios. A medida que pasaron los años y cientos de testimonios llegaban por correo y por e-mail (miles si se incluyen los aportes telefónicos), cada vez nos asombrábamos más de que algo tan simple haya sido tan eficientemente oculto al público – por razones horroríficas involucrando la política y la codicia. De ahí que el encabezado de Alpha Omega Labs se volvió: “El Triunfo de la Ciencia Médica sobre la Política y la Codicia.”. Y por nueve gloriosos años, fue un triunfo (1994-2003). Considerando que las versiones de uso interno funcionan tan bien en un rango tan amplio de cánceres virulentos, el que la medicina ortodoxa desee imponer un sistema de eugenesia y ver a muchas decenas de millones de personas sufrir muertes dolorosas, de modo que sus pocos elegidos puedan maximizar sus ganancias, parecería impensable. No lo es. Es triste y vergonzoso, pero es un hecho verificable hoy en día. Y ahora las fotos . . .
Fase 1:
Formación de la Escara (Se muestra melanoma)
Con los escaróticos que alcanzan el nivel de rendimiento de
Cansema,
los resultados son inequívocos. E inicialmente esto significa que el producto reacciona con el tejido canceroso, lo destruye, forma una escara, sin hacer otra cosa al tejido sano que producir una ligera irritación. Aún en la única “víctima” que la FDA utilizó para encarcelarme, el sujeto, bajo juramento, declaró que su cáncer había sido curado
(ver declaración, pg. 38-39, o ver 48). Ella dijo que estaba siguiendo juicio porque pensaba que el Cansema® también dañaba el tejido sano, aunque no podía proporcionar ningún fundamento razonable para su afirmación.
La variedad de las reacciones a los escaróticos es asombrosa. Las escaras son usualmente redondas, pero la pus puede ser blanca, verde, amarilla, amarillo verdoso, roja, café, gris, incluso negra. Elaboré una página especial de instrucciones, y una página dedicada al sumario de posibles reacciones fisiológicas, manejo del dolor, aplicaciones veterinarias, aplicación de supositorios (construí nuestra propia planta de fabricación de supositorios para este propósito), una página de cuestiones legales, y un conjunto de testimonios como no he visto antes en Internet para ningún producto convencional destinado a la remoción del cáncer – sin importar su tipo o localización. La foto de arriba aparece en la página introductoria de Cansema; con una ampliación mayor en el aparte de la sección de fotos. Pero sólo era una entre muchas fotos como ésta en el sitio. En primera instancia publicamos la foto de la formación de una escara luego de aplicar Cansema® a otro melanoma.
Fase 2:
Edema y Aislamiento
Esta es una
reducción del primero ejemplo de melanoma que dimos en nuestra sección de
fotos de Cansema®.
El edema, la acumulación de fluidos corporales como respuesta inmunológica a la identificación de un agente invasivo al cuerpo, es un hecho con Cansema, o cualquier otro escarótico bien fabricado, cuando se lo aplica a un cáncer. Talvez lo he expresado mal. Quizás sea mejor decir que cuando Cansema® se encuentra próximo a una masa cancerígena, necrosis y edema son reacciones anticipadas. No obtener la muerte del cáncer y una respuesta edematosa es una anomalía extraña y escasa.
Fase 3:
Contención de la Escara Contención del Edema
Una
descripción adecuada se encuentra en la página de
fotos del melanoma
– y reproducida aquí: “La escara comienza a secarse como cualquier otra costra. A medida que se forman capas cutáneas saludables bajo la escara, en perfecta y separada formación, la escara es expulsada lentamente del cuerpo. El edema y enrojecimiento desaparecen.”
Fase 4:
Expulsión del Edema
Nuevamente, de
primera página de fotos de melanoma:
“La escara completa, representando lo que fue un cáncer próspero tan sólo días antes, es expulsado del cuerpo cuando el último tejido cutáneo conectivo se rompe o deteriora. Lo que queda en el sitio de expulsión es una decavitación, la cual examinaremos a continuación…”
Cuando se lo dejó en manos de la Madre Naturaleza, la cicatrización resultante fue mínima – ciertamente, a juzgar por nuestra experiencia, mucho menos que si la masa hubiera sido removida quirúrgicamente – MUCHO menos. Con el tiempo, incluso la cicatriz remanente luego de tres meses comenzó, poco a poco, a reducir al punto en que muchos consumidores reportaron que era imposible decir que tal crecimiento del tipo que fuese haya existido en el área tratada.
Fase 5: Decavitación
Luego de la expulsión
de la escara, “permanece un área decavitada”. Las capas epidérmicas no se han formado completamente, de manera que a los ojos de una persona común puede verse extremadamente abierta y desprotegida. Sin embargo, en los miles de casos en que nos involucramos, ni una sola vez tuvimos un caso de infección secundaria como resultado del proceso.
Lo declaramos rotundamente
en el sitio web, y sigue siendo cierto hasta el día de hoy.
Para los individuos que no estaban acudiendo a un médico, esta fase fue la más tétrica para los novatos. En el caso de masas más voluminosas, la escabrosa apertura de lo que aparentaba ser tejido desprotegido podía ser bastante antiestética. Para el usuario experimentado, la Fase 5 no era un problema.
Fase 6: Cicatrización final
“Las
capas epidérmicas se han formado. Usualmente hay una mínima
formación de cicatriz y decoloración, cuando las
instrucciones han sido seguidas al pie de la letra. Con el tiempo incluso la mínima cicatriz observada a la derecha será marginalizada.” (Ver las
fotos del melanoma).
Los tres enfoques tenían sus ventajas, pero en general, el H3O funcionaba mejor. Funcionaba tan bien que numerosos doctores utilizaron H3O en limpieza post-operatoria para ayudar a acelerar la cicatrización de la herida. Uno de dichos doctores fue el Dr. Charles Smith en Dallas, Texas. En el caso de un controversial litigio, Sharon Lee, el Dr. Smith y Alpha Omega Labs fueron enjuiciados los dos – y el caso se arregló fuera de la Corte luego de que fui encarcelado y el abogado demandante usó una variedad de tácticas para intentar destruir la reputación (y el permiso médico) del buen doctor. Al final la señora Lee y su abogado se marcharon con un total de US$ 500,000 en dineros del seguro. . . . por un daño médico que no pudo haber ocurrido, sólo con base en lo que siquiera es científicamente posible. (La prueba de que el H3O estabilizado, como lo vendíamos, es completamente no cáustico y no corrosivo, la suministramos en este sitio). El Ocultamiento
Es Imposible Sin la Complicidad De los Medios
Noam Chomsky ha sido
por mucho tiempo un crítico abierto de las atrocidades de la política exterior de los EUA. En
El Control de los Medios: los Espectaculares Logros de la Propaganda él puntualiza en el rol de los medios para conservar el integrante inverosímil de la “narrativa común”. Lo que él observa es sistemático, aunque él prefiera no enfatizarlo: lo encontrarán en todas las facetas de la civilización moderna como la educación, política energética, transporte, comunicaciones, agricultura…y, como Meditopia lo esclarece, la medicina. Crece de la misma rama enferma que la Doble Moralidad Orwelliana.
Esta pobre lectura rápida no es tan detallada en riqueza histórica como su Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media (Acuerdo de Fabricación: La Economía Política de los Medios de Masa), pero es más general. Aunque un buen primer plano sería de ayuda al leer este aspecto del trabajo de Chomsky (ver Propaganda de Edgard Bernay), se puede ver los resultados de su uso dondequiera. (Ver Into the Buzzsaw: Leading Journalists Expose the Myth of a Free Press (En la Sierra: Destacados Periodistas Revelan el Mito de la Prensa Libre)). El ciudadano promedio, preso como está en la trampa de la “narrativa común”, no se da cuenta del grado en el cual la propaganda – y métodos aún más drásticos de control mental – es crítica y está en las mismas bases del gobierno moderno. Y así pecaría al sugerir que dicha práctica es moderna, puesto que se remonta a la antigüedad de nuestra Era. “Es fácil persuadir al Pueblo en algún asunto particular, pero es difícil mantenerlo en esa persuasión. Por lo tanto, es necesario asegurarse de que cuando el Pueblo no crea más, se lo pueda obligar a creer.” (El Príncipe, p.27).
[Natural Cases (Casos Naturales) por Dan Hurley] --- El concepto de “periodismo como propaganda”, al igual que todo en la vida, no se comprende tan vívidamente como cuando se lo atestigua de cerca. Así sucedió que mientras me encontraba en prisión federal Estadounidense (2005), mi esposa, Cathryn, recibió una llamada telefónica del autor, Dan Hurley, quien le indicó que llamaba para obtener más información sobre mi caso. Cuando mi esposa mencionó el tema de los abusos de la FDA, Dan Hurley interrumpió súbitamente, “Oh no. No estoy escribiendo sobre eso. Mi intención es escribir la verdad . . . " En ese momento se hizo obvio que Hurley ya había establecido sus filtros de información: si la información que reunía era en gran medida SOLIDARIA con la medicina ortodoxa, tenía lugar en su próximo libro; si podía desacreditar la medicina natural, le interesaba – mientras más sensacionalista, mejor. Se había creado una tesis predeterminada y el autor no se desviaría de aquella. A la final, mi papel en el libro de Hurley no fue tangencial. Fue franco y central. De hecho, el libro comienza con un Prólogo de diecinueve páginas titulado “La Nariz de Gilliatt”. El retrato de la presunta víctima es íntimo, detallado y compasivo. Pudo haber puesto la opinión de Sue Gilliat en yuxtaposición con la mía. No lo hizo. Pudo haber escuchado la versión de los hechos mía y de mi esposa. No lo hizo. Pudo haber obtenido información mostrando que Sue Gilliat y su abogado cometieron un enorme fraude en las Cortes para hurtar US$ 800,000 de mi compañía aseguradora. Ninguno de estos detalles llegaron al libro porque el autor expuso su franco y claro objetivo a mi esposa desde su primera conversación: su objetivo era presentar su verdad preembalada – diseñada para desacreditar toda una industria que compite con la medicina ortodoxa. Tal es el objetivo, intención y propósito de la propaganda. Unos socios que oyeron sobre el libro me dijeron que no le preste atención. Después de todo, el libro (según mis últimas investigaciones) jamás llegó a ascender por encima del # 42,000 de la lista de ventas de Amazon.com. (Como un editor me dijo bromeando, “Eso significa que tu madre, dos tíos, y un primo compraron tu libro. No tiene atractivo para una mayor audiencia.”). De hecho, no tengo duda de que el mencionarlo en Mediatopia provocará que se vendan más copias por parte de aquellos meramente curiosos, que lo que jamás se vendió hasta ahora por sí solo. Respaldado, como lo está por figuras de la medicina ortodoxa como Stephen Barret con Quackwatch (Alerta con la Charlatanería) (una lectura ‘obligada’ para todos los Estadounidenses…”) y Marcia Angell, antigua jefa redactora de el New England Journal of Medicine (“simplemente el mejor libro jamás visto sobre este importante tema...autoritario”), habría escrito Meditopia para rebatir el sobrecogedor montaje de afirmaciones falsas y desorientadoras si este libro no hubiese vendido ni una sola copia. Hubiera escrito Meditopia tan sólo porque sé que este libro refleja cómo piensa la comunidad médica consolidada; que es despectiva de la realidad empírica; que se opone perversamente a la aplicación de un concepto tan básico y simple que se escucha en muchos eventos deportivos: “Que gane el mejor”, el cual aplicado a la medicina significa “Que gane el tratamiento que cure permanentemente al paciente y que esté comprobado que lo hace de manera segura, efectiva y económica”; que tenía el poder de revelar las grietas en la base que es su paradigma – un sistema tan asombrosamente corrupto que no se puede reparar. Sólo puede ser destruido y vuelto a construir. La mayoría de libros están escritos en nombre de ideales mucho menos nobles. |